martes, 16 de junio de 2015

Oswalk Kabasta

Una vez más me dispongo a contar una de esas breves historias que en la conciencia colectiva nunca ocurrieron. Una vez más les hablaré de un gran artista que en vida gozó de múltiples reconocimientos y fue considerado como uno de los genios vivos de su tiempo y que, sin embargo, hoy nadie recuerda porque, como buena parte de lo más granado del mundo intelectual y artístico del siglo XX, fue condenado al ostracismo. No, nadie ha cuestionado su genialidad y no, no ha cometido crímenes abominables...

Su único pecado fue la incorrección de su pensamiento político y su perdición fue la dificultad que los hombres como él suponían para los buenos, los tolerantes, los defensores de la libertad, que nunca supieron cómo explicar tanta genialidad “equivocada”. Y ante este dilema lo más sencillo fue hacerlos desaparecer al estilo orwelliano de 1984, hacer como que nuca existieron. Así es como comenzó a crearse la categoría de los “Condenados al ostracismo”, dentro de la cual hoy me gustaría presentarles al ahora olvidado Oswald Kabasta.

Oswald Kabasta nació el 29 de diciembre 1896 en Mistelbach, una pequeña ciudad en el noroeste de la baja Austria y fue en vida uno de los más afamados directores y compositores de su tiempo. Kabasta estudió entre 1913 y 1916 en la Academia de Música de Viena. Tuvo distintos maestros -Joseph Marx y Bruckner entre otros- aunque su maestro principal fue el compositor Franz Schmidt. En 1931 se convirtió en el director de la Academia de Dirección de Orquestas de Viena; en ese tiempo también trabajó como director musical de la Radio de Viena. Fue en 1938 cuando se convirtió en director de la Filarmónica de Munich, puesto que le consagraría como uno de los mejores directores de su tiempo.

Bajo la dirección de Kabasta la orquesta elevó sus estándares musicales considerablemente y los mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial. Fue Kabasta quien comenzó la tradición de entregar un anillo conmemorativo para galardonar a los protagonistas de actuaciones excepcionales. Se entregaron tan sólo doce anillos y entre los premiados se encontraban grandes figuras musicales como Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan y, por supuesto, Carl Orff, los principales artistas que simpatizaban con la causa nacionalsocialista y que a su vez eran admirados por el pueblo alemán (la propia Filarmónica de Munich fue de hecho la más querida de todas las orquestas en Alemania).


Bajo la dirección de Kabasta la Filarmónica de Munich realizó una serie de giras, no sólo por el interior de Alemania, sino por países como Inglaterra o Italia con un enorme éxito, recibiendo alabanzas de los artistas más reputados de su tiempo, como por ejemplo Sir Adrian Boult Cedric, uno de los más importantes directores de orquesta ingleses, recordado entre otras cosas por ser el fundador y director de la Orquesta Sinfónica de la BBC. Sus interpretaciones, especialmente de Bruckner, se caracterizan por su intensidad e impulso rítmico. Kabasta fue también un entusiasta director de música contemporánea. Dirigió el estreno de la Cuarta Sinfonía de Franz Schmidt en 1934 y el oratorio “El Libro de los Siete Sellos” del mismo autor.




Kabasta fue un hombre que nunca permaneció al margen de los acontecimientos políticos e históricos de su tiempo, algo que terminó por convertir su vida en un triste ejemplo de lo que puede suceder cuando un músico, escritor, escultor etc. termina en el lado “equivocado”... La militancia política de Kabasta comienza en 1932 cuando se hace miembro de la Guardia de Estiria, oficialmente "Asociación Estiria", conocida como Departamento de Seguridad Nacional de Estiria, una organización paramilitar en Austria del período de entreguerras que desde el principio tuvo un marcado carácter nacionalista alemán y antisemita y que se rebeló contra el parlamentarismo y la democracia. Los doce principios de la Guardia Estiria, redactados en junio de 1932, subrayan la actitud revolucionaria, nacionalista y defensiva de la asociación y se declaran, con más claridad que hasta entonces, racistas y antisemitas. Finalmente la organización se acercó cada vez más el NSDAP, con el que en un primer momento formó una alianza para finalmente en 1934 integrarse plenamente en el Partido Nacional Socialista.

Kabasta entra a formar parte oficialmente del Partido Nacional Socialista el 19 de mayo de 1938, con fecha efectiva del 1 de mayo 1938 y número de socio 6.209.372 (los números comprendidos entre el 6.100.001 y el 6.600.000 estaban reservados para los miembros del partido que ya eran miembros del NSDAP antes del 19 de junio 1933). Es decir, el NSDAP respetó su antigüedad en el movimiento teniendo en cuenta el momento en que empezó a militar en la Guardia Estiria, dado que ésta se había fusionado con el partido. Este hecho resultará fatal para Kabasta en los juicios de desnazificación.

Kabasta fue sin duda un partidario del régimen nazi y durante su afiliación se mantuvo puntualmente al día con los pagos de la cuota. Después del Anschluss de 1938 comenzó a firmar todas sus cartas con un "Heil Hitler!" y fue incluido en La Gottbegnadeten List, la "Lista de elegidos", una lista de artistas considerados representativos del Tercer Reich y la cultura alemana redactada por el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels y Adolf Hitler, a fin de no movilizarlos militarmente por considerarlos "Patrimonio Nacional" y preservarlos para el futuro, al considerar que su pérdida seria irreparable para la cultura alemana.


Kabasta posiblemente no fue el mas acérrimo nazi de entre los grandes de la música alemana de su tiempo, pero sí fue el director de de la Filarmónica de Munich, orquesta que llegó a ser conocida como "La Orquesta de la Capital del Movimiento Político". Muchos de los grandes actos del partido estaban ligados a esta ciudad y la orquesta, bajo la batuta de Kabasta, participó activamente en ellos, razón por la cual el proceso de desnazificación de Kabasta tuvo mucho de ejemplarizante. Otros miembros del partido, como Karajan, fueron autorizados para continuar con sus carreras después de la guerra, pero las fuerzas aliadas de ocupación prohibieron a Kabasta volver a dirigir una orquesta.

Kabasta fue incapaz de asimilar el castigo; él y su esposa se suicidaron en febrero de 1946. Dos días antes, Kabasta escribió una carta al alcalde de Munich: "En todo caso, mi carrera ha terminado. No tengo conciencia de haber hecho nunca política, pero las ruedas de la política me arrastraron y ahora debo expiar esta conducta irracional mía. Sólo espero de su bondad que cuando toquen ¡mí! Octava de Bruckner se acuerden de mí y de mi esposa en silencio."

Kabasta fue rápidamente olvidado por la mayoría del mundo, hoy casi nadie le recuerda. Oswald Kabasta fue condenado al ostracismo junto centenares de intelectuales de la primera mitad del siglo XX algo que, todo sea dicho, viene de perlas a esos educadores que enseñan a nuestros hijos que una de las principales características del los fascismos del siglo XX fue el desprecio por la cultura.

1 comentario:

  1. Muy interesante. Es curioso ver las distintas varas de medir que tuvieron los aliados a la hora del final de la Segunda Guerra Mundial con la operación Paperclip de captación de científicos. Científicos como Wernher von Braun, que incluso fue nacionalizado americano, no tuvo ningún problema al finalizar la guerra ya que había un interés nacional militar americano por este científico y sus conocimientos sobre cohetes para la NASA.
    Y como él, muchos más en los campos de la medicina, química, física nuclear, etc. Está claro que un músico no era importante para EEUU y su economía, elemento que realmente manda sobre todas las guerras.

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